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Prevención de la vitamina D en niños y adolescentes

La evidencia sugiere que la exposición a los rayos ultravioleta en una pequeña parte de la zona dorsal del cuerpo incrementa rápidamente las concentraciones de vitamina D. Esto ha llevado a la recomendación poblacional de la exposición a la luz solar por 15 minutos, al menos, tres veces a la semana para cubrir los requerimientos de la vitamina. En caso de ausencia a la exposición solar (ej.: situación de confinamiento, pocas actividades al aire libre, condiciones climáticas, vestimenta o estacionalidad), la ingesta se convierte en la principal fuente de la vitamina.

El Ministerio de Salud Pública, las Clínicas Pediátricas del Departamento de Pediatría, el Departamento de Farmacología y Terapéutica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UDELAR), y la Sociedad Uruguaya de Pediatría recuerdan que la suplementación con vitamina D en niños es necesaria para prevenir el desarrollo de raquitismo. El raquitismo es una enfermedad generalizada del esqueleto en crecimiento y se caracteriza por déficit de mineralización ósea, lo que predispone a fracturas, deformidades óseas, alteraciones dentales y retraso del crecimiento. Es una enfermedad prevenible a través de la suplementación con vitamina D en dosis adecuada y supervisada por el médico tratante.

Existen alimentos que contienen Vitamina D de manera suficiente para cubrir los requerimientos pero es importante tener presente que los contenidos de la vitamina varían en los alimentos dependiendo del método de preparación culinaria (en algunos disminuye la Vitamina D hasta en un 50%).

La Academia Americana de Pediatría sugiere estrategias como el consumo de alimentos fortificados y la administración para los niños entre el nacimiento y un año de 400 UI/día y 600 UI/día entre 1 y 18 años ya que han probado ser costo-efectivas.


Los estudios disponibles sugieren que la deficiencia e insuficiencia de Vitamina D en la población de niños y adolescentes es alta. Hay varias funciones corporales que pueden verse afectadas por su deficiencia, tales como metabolismos óseo, de la glucosa, de la inmunidad aguda, autoinmunidad, etc. Algunos trastornos clínicos que se asocian a deficiencia de vitamina D son obesidad, prematurez, período de lactancia, enfermedades con malabsorción intestinal, medicación anticonvulsivante; además, condiciones de vida, como uso de vestimentas que cubren todo el cuerpo, vivir en latitudes extremas, bajo consumo de alimentos fuente y poca exposición al sol (dado por el confinamiento por el covid-19).

Cada vez son más los trastornos clínicos que se están asociando a la deficiencia de vitamina D, por lo cual se requieren más estudios para clarificar el rol de la vitamina D en parámetros extra óseos en niños y adolescentes.

El nivel durante la infancia depende de los depósitos al nacer, del ingreso dietario (leche humana y fórmula), de suplementación y de exposición solar. El contenido de vitamina de la leche depende del ingreso de la vitamina de la madre y de su exposición al sol.. Las madres con deficiencia producirán leche con baja actividad antirraquítica y sus bebés tendrán estatus de vitamina D bajo, a menos que estén suplidos o expuestos al sol.

Los bebés con lactancia materna exclusiva con leche con escasa vitamina D, sin exposición solar, tienen valores séricos muy bajos a las 8 semanas de lactancia y después. En cambio, si la madre no tenía deficiencia y su leche tampoco, el bebé no la tendrá.

Los bebés con déficit grave nacen con calcemia y morfología ósea normal, sin signos clínicos de raquitismo, que aparece semanas o meses después como consecuencia de la exposición inadecuada a la luz solar y la falta de suplementación. Un bebé no suplido de una madre con deficiencia de vitamina D será “deficiente” mucho más rápido que otro no haya suplido cuya madre era “suficiente”. Por eso, los bebés alimentados con lactancia materna exclusiva que no reciben suplementación o adecuada exposición solar están en riesgo de desarrollar déficit de vitamina D y/o raquitismo.

Sin embargo, los datos de consecuencias del déficit en el embarazo son especialmente observacionales, y existen pocos estudios con suplementación. El déficit grave puede producir hipocalcemia e hiperparatiroidismo secundario. Variados cuadros se han atribuido a niveles disminuidos: preeclampsia, vaginosis bacteriana, parto pretérmino espontáneo, diabetes gestacional, insulinorresistencia y síndrome metabólico en numerosos estudios.

En 2008, la AAP dio la recomendación de un aporte de 400 UI/día de vitamina D comenzando en los primeros días de vida y continuar toda la infancia. Todos los niños alimentados con lactancia materna, recibieran además alimentación con fórmula o no, debían recibir 400 UI/día, ya que era improbable que un bebé con lactancia materna consumiera 1 litro de fórmula al día, que aseguraría ese aporte. Para niños no alimentados con leche materna que ingirieran menos de 1 litro de leche/día, recomendaron igual suplemento. Los niños mayores y adolescentes que no obtuvieran 400 UI/día de la leche fortificada o de alimentos debían recibir 400 UI/día. Los niños con riesgo de déficit por malabsorción o uso de anticonvulsivantes podían tener niveles bajos, aun con el aporte de 400 UI/día.

En 2011, el IOM actualizó su recomendación para los niños de 0 a 1 año (400 UI/día), pero la aumentó para los de 1 a 18 años a 600 UI/día y la ES señaló que esas dosis eran las necesarias para maximizar la salud ósea, pero quizás no suficientes para beneficios extra esqueléticos y para elevar el nivel a más de 30 ng/ml, para lo que se requeriría, al menos, 1000 UI/día. Sugirieron, además, que independientemente de la edad, a los niños obesos o que recibieran anticonvulsivantes, corticoides o ketoconazol, y los que tienen afecciones cutáneas que imposibiliten la exposición solar deben recibir vitamina D se les administrara, por lo menos, dos o tres veces esa dosis.

No existe consenso sobre la necesidad/ utilidad de administrar dosis intermitentes en el invierno a niños y adolescentes sanos. Sin embargo, organismos de Francia, Nueva Zelanda y Australia hacen esa recomendación. La Sociedad Francesa de Pediatría sugiere, en niños de 18 meses a 5 años, dos dosis de 80000-100 000 UI al comienzo del invierno y 3 meses después, y lo mismo en adolescentes de 10-18 años.


A modo de conclusión se sugiere que para prevenir el déficit de vitamina D en la población en niños y adolescentes:

• Exposición adecuada a la luz solar en la cara, las manos o las piernas (al menos, 3 veces a la semana por 15 minutos).

• Particularmente durante el invierno, se recomienda asegurar el consumo de alimentos fuente de la vitamina.

• En lactantes, dar 400 UI de Vitamina D3 (colecalciferol, es en realidad un precursor hormonal) al día hasta el primer año de edad –por el bajo contenido de Vitamina D en la leche humana, 22 UI/L (de 15 a 50 UI/L). Analizar la posibilidad de reemplazo de dosis diarias por dosis únicas elevadas (100000 UI de Vitamina D) de dos a tres veces al año, en los casos en que haya dificultad para administrar dosis diaria por todo un año

• Prevención de sobrepeso y obesidad.

• Evaluar el estado nutricional de Vitamina D en las condiciones clínicas de riesgo de deficiencia y suplir de acuerdo con las recomendaciones.

Las principales fuentes de vitamina D3 consiste en la producción en la piel por exposición a los rayos ultravioleta del sol (90%) durante 15 minutos aprox, el aporte por medio de los alimentos tanto de origen animal (huevo, atún, salmón y aceite de hígado de bacalao) como vegetal (champiñones, setas, espinacas), representa apenas 10% de la ingestión diaria recomendada (600 UI/día).

. Existen en el mercado varias marcas comerciales de vitamina D y no todas tienen iguales presentaciones farmacéuticas ni concentraciones posológicas. Cualquier duda sobre cómo usar la vitamina D, consultar al pediatra/médico tratante.


La alimentación repercute tanto en el crecimiento físico como en el intelectual, de ahí, la importancia de una alimentación sana y equilibrada. La alimentación juega un papel fundamental de ahí la importancia de contactar a un profesional Licenciado en nutrición que acompañe dicho proceso. Por cualquier consulta no dude en ponerse en contacto a través de la web o en forma telefónica.

Fuente:

McCollum EV, Simmonds N, Becket JE, et al. Studies on experimental rickets. XXI. An experimental demonstration of the existence of a vitamin, which promotes calcium deposition. J Biol Chem. 1922;53(2):293-312.

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