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Cuando crezca, baja de peso.

Actualizado: 23 nov 2020

La etapa escolar se extiende desde los 6 años hasta los 10 años de edad en las mujeres y hasta los 12 años en los varones. En este periodo debe controlarse el estado nutricional (EN) para detectar alteraciones en la progresión pondo-estatural debidas, en algunas ocasiones, a una alimentación inadecuada. La alimentación es sumamente importante en estos momentos de la vida, ya que aporta los nutrientes necesarios para crecer, condiciona la salud y tiene impacto sobre el desarrollo del cerebro y de la función cognitiva.

Los hábitos alimentarios surgen de la interacción de factores individuales (genéticos, biológicos, demográficos y la historia personal) y factores ambientales (el principal factor es la familia, que influye en los modelos y estilos de alimentación y en la provisión y disponibilidad de alimentos). Aca, podemos incluir un micro-medio-ambiente que se refiere a la escuela, colegio, lugares de juego y comercios, que pueden modificar la conducta alimentaria. Y a un nivel macro-medio-ambiente donde intervienen las políticas, económicas, las industrias, los medios, la tecnología, el transporte, etc. Cada uno de estos niveles puede facilitar u obstruir la implementación de hábitos alimentarios adecuados y de estilo de vida que, en definitiva, determinaran el EN.

Que alimentos eligen, cuanto comen y como lo comen influye no solo en el crecimiento y el estado de salud, sino también en el desarrollo de las capacidades necesarias para aprender y para vincularse con la familia y los compañeros.

En Uruguay, 4 de cada 10 niños y niñas en edad escolar tienen exceso de peso y mas del 15%, obesidad. La gran mayoría mantendrá el sobrepeso o la obesidad en la vida adulta si no se modifica su alimentación. Si no cambian la forma de comer, estarán expuestos a un mayor riesgo de sufrir enfermedades como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como también problemas emocionales como depresión, ansiedad, estrés, preocupación por su cuerpo y baja autoestima.

A estas edades los niños y las niñas aprenden como relacionarse con la comida. Los padres siguen siendo el modelo mas importante, y por este motivo , las comidas en familia son claves e incidirán en la forma en la que los niños comerán en su vida adulta. Ademas, en esta etapa, el ámbito escolar comienza a influir en los alimentos que prefieren y la forma que los comen. Los alimentos que lleven para la merienda y los que compren en la escuela también irán determinando sus preferencias.

Los padres y/o referentes del niño y niña condicionan la alimentación de los niños a esta edad ya sea, por los alimentos que les ofrecen , la forma en que lo preparan y comen, y también por lo que a ellos les gusta comer y al adulto les resulta practico para asegurarse “que comen algo”. A veces pensamos que cocinar es una perdida de tiempo y al cocinar, hacemos que el alimento gane un significado que va mas allá de alimentar el cuerpo.

Esta es la etapa para empezar a vincularse con la cocina a través del juego, donde descubrir sabores, texturas, aromas favorece la capacidad de crear comidas sanas, nutritivas y ricas. Los olores y sabores de la comida despiertan emociones, conectan y permiten transitar las practicas, ritos y costumbres por generaciones. La comida hay que transformarla en un momento agradable para los niños, un momento de conexión donde se les permita disfrutar de ese momento y no en un momento “de pasaje”, por ejemplo: que coma algo sin priorizar la elección de los alimentos y “apurarlos a terminar ese alimento y/o producto” .

Lo primero y mas importante que tienen que saber es que los alimentos que los niños necesitan se encuentran en la naturaleza y son preparados en la cocina de su casa o en la escuela. Debemos de hacer foco en la calidad de la dieta (patrones alimentarios), mas que en los nutrientes individuales y/o en el aporte calorico.

Alimentarse bien significa implementar TODOS LOS DIAS una dieta variada y equilibrada, la cual se refiere a lograr combinar los 6 grupos de alimentos que figuran en las guías alimentarias, debido a que un solo alimento o grupo no puede proporcionar la energía y todos los nutrientes que el cuerpo humano necesita.



Para tener presente:

Alimentar a un niño es un acto bidireccional, contribuye al desarrollo de la conducta alimentaria de ese niño y es parte del vinculo padre-hijo.
Los padres marcan la “forma” del acto de comer, estableciendo pautas de alimentación y de variedad de alimentos, y modelando la conducta alimentaria.
Los adultos deben ser modelos de los hábitos que se desea que adquieran los niños.
Los profesionales sanitarios (pediatras, nutricionistas) son las personas idóneas para optimizar una ingesta adecuada de nutrientes y promover hábitos alimentarios saludables.

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